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Dosificación flexible e individualizada

Dosis de inicio diaria recomendada

Tratamiento a largo plazo

 

20 µg/kg

Peso corporal

Perros 

> 5 kg

10 µg/kg

cada 12 horas

Adaptación individual de la dosis y la frecuencia de administración

Perros

<  5 kg

50 µg

cada 24 horas

 

Cada perro metaboliza la levotiroxina sódica de forma distinta. La dosis y frecuencia iniciales son únicamente recomendaciones. La terapia se ajusta individualmente para ajustarse a las necesidades de cada perro.

Canitroid puede administrarse con o sin comida. Independientemente de cómo se administre Canitroid, el factor más importante es que el perro siga siempre la misma rutina.


En presencia de enfermedades concomitantes (enfermedades cardiacas, diabetes o disfunción hepática o renal, por ejemplo), Canitroid se debe dosificar gradualmente. Se recomienda iniciar el tratamiento con un 25% de la dosis inicial, aumentando en un 25% la dosis cada 15 días hasta que se alcance la estabilización óptima. 

En una semana, el perro debería estar más activo y atento. Otros signos clínicos, incluyendo cambios en la piel y el pelo, también deberían empezar a mejorar, aunque la mejoría puede tardar un poco más de tiempo en ser aparente. 


Hipotiroidismo de un vistazo

El hipotiroidismo es una de las enfermedades endocrinas más comunes en el perro.

  • El 95% de los casos son provocados directamente por la glándula tiroides1, lo que se conoce como hipotiroidismo primario.
  • Las dos principales formas de hipotiroidismo primario son la tiroiditis linfocítica (inmunomediada) y la atrofia tiroidea idiopática.1
  • Existen otras causas de hipotiroidismo muy poco frecuentes:2
    • Destrucción neoplásica de la glándula tiroides
    • Medicación antitiroidea y radioterapia
    • Hipotiroidismo primario congénito (cretinismo)
  • En menos del 5% de los casos hay una atrofia secundaria de los folículos tiroideos por una deficiencia de TSH (hipotiroidismo secundario). Esto puede ser provocado por traumatismos, malformaciones, operaciones o tumores de la glándula pituitaria
  • La prevalencia del hipotiroidismo es del 0,2-0,6%.3
  • Afecta principalmente a perros de tamaño medio-grande. Algunas razas como el Doberman, Golden Retriever, Labrador, Cocker Spaniel o Gran Danés parecen ser más susceptibles.1,3
  • El hipotiroidismo suele tener un inicio insidioso a lo largo de meses o años y a menudo se diagnostica en perros de edad media.3
  • Los signos clínicos son inespecíficos y pueden ser confundidos con el envejecimiento normal.
  • No siempre es fácil alcanzar un diagnóstico correcto, puesto que los signos son inespecíficos y ninguna de las pruebas diagnósticas es 100% fiables. Además, los fármacos y enfermedades no tiroideas pueden afectar a las hormonas tiroideas.
  • El tratamiento del hipotiroidismo canino en la mayoría de casos no es complicado. Con la terapia de por vida, la tiroxina del organismo es remplazada por la levotiroxina sódica

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La tiroiditis linfocítica es la forma más común de hipotiroidismo primario en perros.

Se cree que es una enfermedad inmunomediada en la que un proceso inflamatorio lleva a la destrucción de los folículos tiroideos y a su remplazo por tejido conjuntivo (ver flecha negra).

El curso de la enfermedad es lentamente progresivo y puede tardar de meses a años para destruir más del 75% del tejido tiroideo, lo que lleva a la aparición de los signos clínicos.

Histológicamente, la enfermedad se caracteriza por una infiltración de linfocitos, células plasmáticas y macrófagos (ver la flecha blanca) difusa y multifocal. En paralelo, pueden detectarse en sangre autoanticuerpos frente a antígenos tiroideos como la tiroglobulina, la T4 y la T3.

 

En el desarrollo del hipotiroidismo por una tiroiditis linfocítica, hay cuatro fases.2

1) Tiroiditis subclínica (silente):

Infiltración focal de linfocitos en el tejido tiroideo. Pueden detectarse autoanticuerpos anti tiroglobulina (TgAA) en muestras de laboratorio.

 

2) Hipotiroidismo subclínico:

Se puede detectar TgAA y un incremento de la hormona estimuladora de tiroides (cTSH) en muestras de laboratorio. La concentración de T4 total (TT4) sigue en el rango de referencia (por la estimulación de la cTSH).

 

3) Hipotiroidismo clínico:

La inflamación ha destruido casi todo el tejido tiroideo y la concentración de TT4 ya no se puede mantener. Empiezan a aparecer los signos clínicos de la enfermedad.

 

4) Hipotiroidismo no-inflamatorio, atrófico:

Se retiran las células inflamatorias. El tejido tiroideo es remplazado por tejido fibrótico y grasa.

Ya no se pueden detectar TgAA. Posiblemente por un agotamiento de las células pituitarias, la concentración de cTSH puede reducirse. 

En la mayoría de perros con hipotiroidismo no-inflamatorio, se detecta una atrofia tiroidea idiopática.

Se caracteriza por una degeneración de las células foliculares y su remplazo por tejido conjuntivo y adiposo.

La causa es desconocida, puede ser una enfermedad degenerativa independiente de las células foliculares. Existe debate sobre si en parte de los casos es la fase final de la tiroiditis linfocítica.

No se detectan (o ya no se detectan) autoanticuerpos contra las glándulas tiroides.2


Signos clínicos:

Clínicamente, el hipotiroidismo solo se manifiesta cuando se ha destruido el 75% del tejido tiroideo. Las hormonas tiroideas juegan un papel importante en el metabolismo de carbohidratos, grasa y proteína. Además afectan a la termorregulación y el consumo de oxígeno de muchos tejidos. En el corazón tienen un efecto inotrópico y cronotrópico positivo. Por ello, los signos son muy diversos y a menudo solo dan inicialmente vagas indicaciones de hipotiroidismo.

Clínicamente, el hipotiroidismo se puede presentar de muchas formas:

Sistema nervioso
Neuropatía periférica
 
 

Cardiovascular
Bradicardia
 
 

Ojo
Lipidosis corneal
Reducción de la producción de lágrima
 

Piel y pelo
Alopecia
Seborrea seca u oleosa
Mixedema
Pioderma secundaria / otitis externa
Hiperpigmentación

Metabolismo
Aumento de peso sin polifagia
Aletargamiento
Intolerancia al frío
 
 

Fertilidad
Reducción de la líbido
Reducción de la fertilidad

Comportamiento
Agresividad
Ansiedad

 

 

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Como las hormonas tiroideas están implicadas en muchos procesos metabólicos del organismo, el aspecto clínico puede ser diverso.

Los signos metabólicos del hipotiroidismo incluyen apatía, aletargamiento, debilidad y aumento de peso a pesar de un apetito normal o incluso reducido.

En hasta el 80% de los casos hay aletargamiento.La duración de la enfermedad parece correlacionarse con la gravedad del aletargamiento (se han descrito casos de perros que se duermen durante la visita).

Los signos más comunes del hipotiroidismo incluyen cambios en la piel y el pelo.

Cambios dermatológicos posibles:

Alopecia

Las hormonas tiroideas son necesarias para iniciar la fase de anagen del crecimiento del pelo. En el caso de deficiencia de éstas, el pelo permanece en telogen, es decir, puede arrancarse con facilidad. La alopecia suele iniciarse en áreas en las que hay fricción y presión, como el cuello (donde se coloca el collar) o la nariz o la cola (lo que se conoce como ‘cola de rata’). En casos más severos puede desarrollarse una alopecia endocrina completa (simétrica).2

 

Infecciones secundarias

Las hormonas tiroideas están implicadas en la respuesta inmunitaria. Por ello, en casos de hipotiroidismo pueden aparecer infecciones secundarias como la pioderma y la otitis externa (10-20% de los casos de hipotiroidismo).2

Mixedema

Un síntoma típico del hipotiroidismo es el mixedema en la cabeza. Las hormonas tiroideas están implicadas en la producción y degradación de mucopolisacáridos y ácido hialurónico. Si hay deficiencia de hormonas tiroideas, se depositan en la piel de forma que se vuelve más gruesa. Esto se puede ver más en la zona de la cabeza. El engrosamiento de los labios y descolgamiento de los párpados (por la piel engrosada de la cara) puede llevar a lo que se conoce como expresión trágica o cara triste.


Diagnóstico

Junto con la sintomatología, se suele determinar la hormona tiroidea tiroxina (T4 total o TT4) junto con la cTSH para confirmar el diagnóstico. Además es posible determinar la T4 libre (fT4), es decir la fracción no unida a proteína, mediante diálisis de equilibrio así como los anticuerpos TgAA o, de forma menos frecuente, anticuerpos anti-T4 o anti-T3. 

* La determinación de fT4 debe hacerse mediante diálisis de equilibrio

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Cambios típicos pero no patognomónicos en el hipotiroidismo:

  • Anemia (leve) normocrómica, normocítica y no-regenerativa
  • Hipercolesterolemia (de grado medio-alto, incrementos en 6-8 veces por encima del rango de referencia)
  • Hipertrigliceridemia (de gradio medio-alto)
  • Aumento de la concentración de fructosamina (leve)
  • Aumentos de ALT y ALP (leves)

Cuando se investiga el hipotiroidismo, la determinación de TT4 suele ser el primer paso. En muestras de bioquímica geriátrica a menudo esta prueba se incluye de rutina. La determinación es sencilla y relativamente económica.

Más del 95% de los perros hipotiroideos tienen una TT4 baja lo que indica que la sensibilidad de la prueba es muy alta. Sin embargo, la TT4 se ve afectada por muchos factores (ver ‘influencias sobre las hormonas tiroideas’), por lo que la especificidad es relativamente baja.

Por ello, una determinación de TT4 baja por sí sola no es suficiente para diagnosticar un hipotiroidismo.

Sin embargo, una concentración de TT4 normal prácticamente excluye el hipotiroidismo. Podría tratarse de una fase muy temprana de hipotiroidismo en la que TT4 sigue en la parte baja del rango de referencia. Sin embargo, es cuestionable si en esta fase los signos observados, como un mal performance, pueden ser debidos a hipotiroidismo. En este caso, tiene sentido esperar y repetir pruebas. El hipotiroidismo es una enfermedad progresiva y es esperable que aparezcan cambios en valores sanguíneos (reducción mayor de la TT4).

Si existen autoanticuerpos tiroideos frente a hormonas tiroideas o tiroglobulina, éstos pueden llevar a una medición normal de la TT4 o incluso que ésta esté incrementada por interferencia in vitro. Una forma de discernirlo en estos casos es determinar la fT4.

Debido al eje pituitario-tiroides, en caso de una situación hipotiroidea metabólica se espera un incremento en la cTSH. Sin embargo, al contrario que en humanos, la determinación de la cTSH sola no es una buena prueba de screening (sensibilidad 63-87%).

La falta de aumento de la concentración de cTSH en perros hipotiroideos puede tener varias explicaciones:

  • Presencia de diferentes isómeros de cTSH con diferentes patrones de glucosilación que no son detectados por la prueba de TSH
  • Reducción de la actividad de la pituitaria (células productoras de cTSH) con un estado hipotiroideo prolongado
  • Perros con hipotiroidismo secundario (problema pituitario) con más frecuencia de lo que se pensaba anteriormente
  • Enfermedad no-tiroidea presente de forma simultánea
  • Fluctuaciones fisiológicas.

La especificidad de una cTSH aumentada se encuentra entre el 82% y el 98%, por lo que es relativamente elevada.

Hay solo unas pocas excepciones que llevan a una cTSH con un valor falso positivo sin que haya presencia de hipotiroidismo:

  • Tratamiento con sulfamidas
  • Periodo de recuperación tras una enfermedad no-tiroidea
  • Tras la interrupción del tratamiento empírico con tiroxina
  • Durante el tratamiento con trilostano en perros con Cushing
  • En perros con hipoadrenocorticismo recién diagnosticado (enfermedad de Addison) antes del inicio del tratamiento con glucocorticoides.

En perros con hipoadrenocorticismo, la cTSH puede estar muy aumentada antes del inicio de la terapia con prednisolona y estar dentro del área de un perro con hipotiroidismo. Si se plantea la posibilidad de ambas enfermedades en base a los signos clínicos, por ejemplo, falta de performance, es recomendable primero excluir y tratar el hipoadrenocorticismo para después investigar la glándula tiroides. En la mayoría de perros con hipoadrenocorticismo, la cTSH se normaliza tras unas semanas de tratamiento glucocorticoide, pero muy raramente puede tardar hasta 3-4 meses.

La fT4 es la forma biológicamente activa de la hormona tiroidea y representa sólo el 0,1% de la TT4.

Aunque los niveles de fT4 están menos afectados por fármacos y enfermedades no-tiroideas, también podemos encontrar una fT4 reducida sin que exista hipotiroidismo. Además, algunos perros con hipotiroidismo pueden también tener una fT4 normal. La sensibilidad de una fT4 baja es del 80-98% y la especificidad de alrededor del 93%.

Una influencia importante en la sensibilidad y la especificidad es la técnica de medición. Se obtienen resultados muy buenos empleando la diálisis de equilibrio. La fT4 se separa de la T4 unida a proteínas mediante una membrana de diálisis y luego se determina la fT4 en el dializado con un radioinmunoensayo ultrasensible. Como este proceso es relativamente complejo y caro, sólo lo ofrecen unos pocos laboratorios y frecuentemente solo se realiza con una petición especial.

En la mayoría de laboratorios, la fT4 se evalúa de forma rutinaria mediante métodos análogos que se originan de medicina human y por ello han sido optimizados para humanos. Por ello, el uso de esas pruebas en perros lleva a una mala sensibilidad y/o especificidad.

La principal indicación para determinar la fT4 en perros debería ser en esos animales en los que hay sospecha de autoanticuerpos antitiroideos. En comparación con la medición de TT4, la determinación de la fT4 no está afectada por los autoanticuerpos, siempre que la medición se realice mediante diálisis de equilibrio.

La detección de anticuerpos anti-tiroglobulina (TgAA) es indicativa de una tiroiditis linfocítica y aproximadamente el 50% de los perros con hipotiroidismo pueden tenerlos.

Una posible explicación de la falta de anticuerpos en perros hipotiroideos es una etiología distinta, por ejemplo, si hay atrofia en vez de inflamación.

De todos modos, los anticuerpos pueden encontrarse en perros eutiroideos. Estudios de seguimiento han demostrado que aproximadamente el 15% de los perros eutiroideos TgAA-positivos se vuelven negativos de nuevo sin desarrollar hipotiroidismo. Una proporción similar desarrolla un hipotiroidismo en 12-18 meses, mientras que el resto permanece positivo sin que se desarrolle el hipotiroidismo.

La determinación de autoanticuerpos no sirve para confirmar un hipotiroidismo. Su detección  no permite evaluar la función tiroidea, solo da una indicación de la presencia de inflamación linfocítica.

Normalmente, la glándula tiroides produce T4 que es convertida a T3 si es necesario.

La determinación de T3 no tiene utilidad para la confirmación del diagnóstico.

Estimulación con TSH (gold standard)

Es una prueba dinámica de función que evalúa la capacidad de reserva de la glándula tiroides administrando una preparación de TSH.

La prueba se realiza con TSH humana recombinante (rhTSH, Thyrogen). Es un fármaco de producción genética de medicina humana y por lo tanto relativamente caro.

Estimulación con TRH

Esta prueba no se recomienda ya que incluso los perros eutiroideos pueden no mostrar un aumento en la T4 tras la estimulación.

Pruebas de imagen

Ecografía

La ecografía es una método de examen adicional de la glándula tiroides.

Para su visualización es necesario un transductor de alta frecuencia (por lo menos 10 MHz) y el examen requiere cierta experiencia.

La imagen ecográfica de la glándula tiroides de un perro hipotiroideo muestra un parénquima hipoecogénico no-homogéneo en comparación con la musculatura que lo rodea. La glándula tiroides tienen un volumen menor, es más redondeada y de bordes irregulares.

En algunos casos, el examen ecográfico puede ser muy útil en distinguir perros hipotiroideos de eutiroideos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que a pesar del uso de una buena máquina de ecografía y tener experiencia, sólo debe considerarse una prueba complementaria. No puede remplazar la analítica.

Escintigrafía o gammagrafía

La escintigrafía se considera el gold standard para el diagnóstico del hipotiroidismo.

TAC/RMN

Se emplea para visualizar neoplasias tiroideas y masas en el cuello. 

 


Influencias sobre las hormonas tiroideas

Las enfermedades no-tiroideas y algunas medicaciones, como la cortisona, pueden llevar a una reducción en las hormonas tiroideas que simula el hipotiroidismo.

Las alteraciones no-tiroideas (anteriormente conocidas como el síndrome del eutiroideo enfermo) provocan cambios en los niveles de hormonas tiroideas que aparecen de forma secundaria a otras patologías. Básicamente, cualquier enfermedad puede llevar a una TT4 baja, pero parece haber una relación directa entre la gravedad de la enfermedad y el valor de TT4, es decir, a mayor severidad, valor más bajo de TT4.

Se han estudiado varios fármacos que llevan a reducción de la TT4 en perros, incluyendo glucocorticoides, AINEs, sulfonamidas, clomipramina y fenobarbital. Es importante destacar que no solo los fármacos sistémicos afectan al valor de TT4, también la administración local (pomadas cutáneas, gotas óticas) de, por ejemplo, glucocorticoides, puede llevar a una reducción de la TT4.

En general todos los fármacos son sospechosos de reducir la TT4 hasta que se demuestre lo contrario.

Influencia de enfermedades no-tiroideas:4

  TT4 fT4 cTSH
Enfermedad leve

Enfermedad grave

↓↓ ↔↓ ↓↓
Periodo de recuperación tras la enfermedad ↓↔

Cuanto más grave o prolongada sea la enfermedad no-tiroidea, más se reduce la TT4. La TSH y la fT4 se afectan de forma menos marcada por las enfermedades no-tiroideas.

 

Influencia de fármacos5

  TT4 fT4 cTSH

Glucocorticoides

↓↔
AINEs ↓↔ ↓↔ ↑↔

Fenobarbital

↔(↑)

Sulfonamidas

Clomipramina

Deben determinarse los niveles de hormonas tiroideas unas 4-6 semanas tras la interrupción de estos fármacos.

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Los valores de TT4 pueden fluctuar durante el día y en momentos pueden incluso estar por debajo del rango de referencia. Sin embargo, esto es difícil de predecir, puesto que no se ha conseguido establecer un patrón de las fluctuaciones a lo largo del día.

Los valores de TT4 se reducen con la edad.5 Esto significa que los perros mayores pueden tener valores por debajo del rango de referencia, incluso sin presencia de hipotiroidismo.

Durante el estro y el diestro se han identificado valores de TT4 superiores que en fases de proestro y anestro.6 Es posible que haya una correlación directa entre la TT4 y la progesterona

En los lebreles se han identificado valores fisiológicos de TT4 por debajo del intervalo de referencia general, 5 como en el caso de los Whippet, Saluki, Greyhound, Sloughi e Irish Wolfhound.

 

 


Tratamiento

Si los resultados de laboratorio confirman el diagnóstico de hipotiroidismo, el tratamiento es relativamente sencillo. Para ello están disponibles fármacos como Canitroid, con levotiroxina sódica como principio activo. La levotiroxina remplaza la hormona tiroidea T4.

Monitorización

La primera monitorización se debe llevar a cabo a las 6 semanas del inicio de la terapia. Los controles regulares veterinarios (cada 6-12 meses) junto con mediciones de hormona tiroidea, sirven para hacer el tratamiento más eficaz y ajustado a su paciente.

Para la monitorización a largo plazo, la evaluación de la TT4 es adecuada:

 

En perros que reciben Canitroid 2 veces al día, la muestra de sangre se debe tomar 3 horas después de la administración de la dosis y la TT4 se debe encontrar en la parte superior del rango de referencia.

Para perros que están siendo tratados con Canitroid en una pauta diferente a la BID, contacta con el servicio técnico de Dechra para discutir sobre el tiempo e interpretación de las muestras de sangre.

Nota: Para una evaluación comparable de los valores de TT4, las mediciones deben hacerse siempre en el mismo momento tras la administración de la dosis. 

La dosis de Canitroid puede ajustarse de forma individualizada en pasos de 50 a 200 μg


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  1. Graham PA , Refsal KR , Nachreiner RF. (2007) Etiopathologic findings of canine hypothyroidism. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice 37(4) : 617–631 

  2. Mooney CT, Shiel RE. (2012) Canine hypothyroidism. In: Mooney CT, Peterson ME, Editors. BSAVA Manual of Canine and Feline Endocrinology. Fourth edition. BSAVA Gloucester  63–91

  3. Tappin S. (2015) How to diagnose canine hypothyroidism. BSAVA Companion 10: 16-21

  4. Mooney CT (2011) Canine hypothyroidism: a review of aetiology and diagnosis. New Zealand Veterinary Journal 59(3): 105-114

  5. Scott-Moncrieff JC. In Feldman et al: Canine & Feline Endocrinology; Fourth Edition; p.116
  6. Reimers TJ et al (1984) Effects of reproeductive state on concentrations of thyroxine, 3,5,3’-triiodothyronine and cortisol in serum of dogs. Biology of Reproduction 31: 148

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