Medicina interna

El ganado vacuno puede verse afectado por muchas enfermedades. Existen ciertas diferencias regionales y las enfermedades bovinas pueden ser específicas de determinadas zonas o tener una presencia a escala mundial.

Las enfermedades del aparato respiratorio, los problemas gastrointestinales, la diarrea en vacas y terneros y los trastornos metabólicos son algunas de las más comunes, y tienen importantes repercusiones en el bienestar y la productividad del ganado. El aumento del tamaño de los rebaños planteó la necesidad de una buena gestión de los mismos y los veterinarios desempeñaron un papel clave como asesores en las explotaciones.

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Medicina interna en el ganado vacuna - Planteamiento integrado de Dechra

Causas de las enfermedades del ganado vacuno

Las condiciones de estabulación de los animales han cambiado drásticamente con la transición hacia explotaciones de mayor tamaño. Esta situación ha contribuido a la aparición de nuevas pautas de contagio: condiciones que antes no eran problemáticas emergen mientras que otras desaparecen.

Por otra parte, el rendimiento de la producción de leche por vaca sigue aumentando, haciendo que las vacas sean más exigentes en cuanto a la cría y la gestión. El clima local y las condiciones de estabulación constituyen importantes factores de riesgo debido a sus efectos sobre el sistema inmunitario.

Síntomas iniciales de las enfermedades del ganado vacuno

Gracias a la evolución tecnológica, se han desarrollado muchas herramientas de seguimiento. Sobre todo en grandes rebaños, estas soluciones facilitan el seguimiento diario del estado de salud de los animales. Si se gestionan correctamente, contribuyen a la detección de los primeros signos de enfermedad. La detección temprana y el diagnóstico adecuado juegan un papel importante a la hora que el tratamiento tenga éxito. Las visitas programadas y frecuentes del veterinario mejoran el seguimiento de la salud del rebaño.

Tratamiento

Un tratamiento eficaz y preciso exige una estrecha colaboración entre el ganadero y el veterinario. En la mayoría de los casos, es fundamental iniciar el tratamiento nada más observar los primeros signos de malestar en el animal. Dependiendo de la enfermedad, en la mayoría de los casos el tratamiento de las vacas se realiza con antiinfecciosos, antiflogísticos y tratamiento de apoyo. En el transcurso de algunas enfermedades se aconseja separar a los animales enfermos de los sanos.

Dechra respalda y fomenta el uso responsable de los productos farmacéuticos veterinarios. Consulte las opciones y pautas de tratamiento con el veterinario.

Consecuencias prácticas 

Los datos están disponibles en abundancia en muchas explotaciones lecheras. Además de los equipos ganaderos inteligentes, la mayoría de los sistemas de ordeño están equipados con sistemas de recogida de datos que proporcionan información útil sobre la producción de leche de cada vaca. Un descenso de la producción de leche es una de las señales más universales que indican que la salud de la vaca está comprometida.

Las visitas periódicas del veterinario son fundamentales para comprobar el estado de salud del rebaño, proporcionar tratamiento en el momento adecuado y garantizar el bienestar de los animales evitando la propagación de enfermedades (aislamiento de los animales enfermos).

Existen muchos productos registrados para su uso en el ganado vacuno. Elegir el producto adecuado para cada animal requiere un reconocimiento y un diagnóstico adecuados, así como el conocimiento de los patógenos comunes y su susceptibilidad en el rebaño.

Por consiguiente, todos los tratamientos deberían registrarse para elaborar un protocolo de gestión de la enfermedad que permita estandarizar el planteamiento común. Esto resulta especialmente importante cuando intervienen muchas personas en el tratamiento de los animales. Algunas enfermedades complejas, como la enfermedad respiratoria bovina (ERB), se deben a una combinación de varios patógenos. En caso de enfermedades multifactoriales, se deben incluir antibióticos de amplio espectro en el protocolo de tratamiento. Para garantizar un uso responsable de los antibióticos, el tratamiento debería prescribirse exclusivamente cuando se observen signos de enfermedad y limitarse al grupo de animales que vayan a tratarse en ese momento.

El tratamiento de primera línea se realiza preferentemente con antibióticos de categoría D (según la clasificación de la EMA). Si es posible, es preferible el tratamiento individual (administración parenteral) al tratamiento en grupo (es decir, tratamiento oral en la comida o en el agua). De este modo también se favorece el uso responsable de los antibióticos.

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