Los problemas digestivos persistentes pueden derivar en un intestino permeable que provoque problemas mucho más graves.
Si un perro o un gato están sanos, su microbioma intestinal está equilibrado y la integridad del intestino está intacta, con «uniones estrechas» que permiten el paso del agua y los nutrientes, al tiempo que bloquean las sustancias nocivas.
La inflamación y el estrés oxidativo asociados a problemas digestivos persistentes pueden alterar estas uniones estrechas haciendo que la barrera intestinal sea permeable: intestino permeable (aumento de la permeabilidad intestinal).
El intestino permeable permite que las bacterias y otras toxinas atraviesen la barrera intestinal y pasen a la mucosa intestinal o incluso al torrente sanguíneo, lo que provoca el desarrollo y la progresión de muchas enfermedades más graves, cuya causa subyacente a menudo se pasa por alto:
- Problemas digestivos (diarrea, vómitos)
- Colitis y enfermedad inflamatoria intestinal (EII)
- Afecciones cutáneas (alergias)
- Problemas en las articulaciones (inflamación)
- Problemas de conducta
- Déficits nutricionales
- Complicaciones hepáticas
- Problemas del sistema inmunitario
- Afecciones respiratorias
- Problemas en los oídos
Muchos casos de intestino permeable son consecuencia de daños intestinales graduales y duraderos causados por alergias alimentarias, tratamiento prolongado con antibióticos o largos periodos de mala absorción y mala digestión. Los periodos prolongados de mala absorción y mala digestión pueden desequilibrar el microbioma debido al crecimiento excesivo de bacterias perjudiciales y a la menor presencia de bacterias beneficiosas, lo cual provoca inflamación.
Aunque la exposición puntual a estos desencadenantes no siempre provoca el síndrome del intestino permeable, una exposición a largo plazo puede dañar la integridad del intestino y causar afecciones aún más graves.
Los trastornos digestivos deben tratarse para evitar que se conviertan en un problema más grave.